COMIENZO DEL CUENTO REALIZADO POR LOS ALUMNOS DE 5º
DEL COLEGIO RICO CEJUDO.
LA MANSIÓN DORTEL
Eran las nueve de la mañana y los alumnos de 5º de Primaria del colegio Rico Cejudo, estaban preparados para montarse en el autobús que los llevaría de excursión a un campo muy alejado de la ciudad.
A las doce de la mañana, el autobús los dejó al principio de un bonito bosque y el conductor quedó en recogerlos a las nueve en punto de la noche en el mismo lugar.
Los alumnos estaban muy contentos, iban a pasar un agradable día en contacto con la naturaleza, o eso pensaban...
Se adentraron en el bosque y para su sorpresa, los árboles por los que pasaban se iban cerrando en cadena sin posibilidad de volver atrás.
Los alumnos se asustaron pero decidieron continuar hasta que de repente ante sus ojos vieron algo extraño. Era una gran mansión, pero muy peculiar...La mitad de la casa era de color dorado, sus ventanas, rejas y hasta la puerta eran doradas. La otra mitad de la casa era lúgubre, destartalada y llena de telarañas. Tenía una pequeña puerta cubierta de grandes telarañas.
Los alumnos decidieron entrar en la casa pero como no se decidían por qué puerta entrar, hicieron dos grupos, uno entraría por la puerta dorada y el otro por la de telarañas.
El grupo dorado entró en la casa y para su asombro observaron que todo estaba viejo y destartalado. Habían telarañas, cortinas rasgadas y muchas antorchas. Había tres puertas y Nicolás decidió abrir la del medio. Los alumnos entraron y observaron a un esqueleto tocando el piano mientras una muñeca de porcelana se balanceaba en una mecedora cantando una extraña canción, cuyo estribillo decía: " Sólo hay una forma de salir de aquí.....muertos".
Todos se asustaron y Fran sugirió al grupo que lo mejor era salir de esa extraña casa, pero cuando intentaron salir, algo se lo impidió....
Mientras tanto, el grupo que había entrado por la puerta de las telarañas para su sorpresa se encontraron un salón reluciente y totalmente dorado. De repente escucharon la melodía de un arpa, no sabían de donde provenía pero estaban encantados, o más bien hipnotizados, embrujados hasta tal punto que querían quedarse para siempre allí y no regresar nunca más a sus casas...
Este es el principio del cuento, ahora tenéis que sugerir ideas para irlo desarrollando y terminarlo. Los que aportéis ideas, pondré vuestros nombres en el cuento, como Nicolás y Fran. Ya sabéis que hay dos grupos, el dorado y el telarañas.
Voy a tomar todas vuestras ideas y las iré poniendo a lo largo del cuento.
La historia continúa...., ¿qué pasará en la misteriosa mansión?
CONTINUACIÓN
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Cu
ando el grupo dorado intentó salir de la mansión, la puerta y las ventanas desaparecieron. Estaban encerrados.
Fran propuso que abrieran una de las puertas que había dentro de la casa, quizás por una de ellas se pudiera salir.
Nicolás propuso abrir la puerta de la derecha, y todo el grupo, con miedo entró. Había un pasadizo. Lo primero que vieron fueron doce antorchas encendidas, igual que el número de compañeros. Cada uno cogió una y comenzaron a andar a través del pasadizo.
Estaban asustados pero seguían caminando con la esperanza de encontrar una salida.
De repente se escuchó un grito. Todos se asustaron y se agruparon.
-¿Y Javier? -preguntó Fran.
-No está -contestó Nicolás- Vamos a buscarlo.
El grupo retrocedió y a unos metros vieron una antorcha apagada en el suelo.
-Debe ser la antorcha de Javier, ¿dónde estará? - comentó Nicolás.
-Esto es muy extraño, pero debemos de continuar caminando -propuso Fran.
El grupo continuó caminando por el estrecho pasadizo. De pronto y sin saber de dónde provenía, se escuchó una voz que decía:
"No dejéis que la antorcha se apague, ¡ no dejéis que se apague, u os pasará lo mismo que a mí!
Era la voz de Javier la que gritaba en la oscuridad. Con mucho miedo y algunos agarrados de las manos, continuaron caminando.
Eran doce niños los que entraron en el pasadizo, ahora sólo están once....
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El grupo telarañas seguía hipnotizado en aquel maravilloso salón. Una de las alumnas, Ana, propuso buscar el arpa de donde provenía la música y siguiendo su sonido llegaron hasta una habitación. La música venía de allí pero la habitación estaba vacía, sólo había un enorme manto dorado que tapaba el resto de la habitación. El grupo decidió atravesar
el manto y ante su asombro, fueron transportados a un bosque especial, muy especial pues estaba habitado por criaturas mágicas, hadas, duendes, elfos, gnomos, brujas y algún que otro dragón bailarín.
Alrededor de una gran mesa dorada estaban sentadas dos hadas con sendos trajes dorados y una con traje azul. A su lado había un ogro que los invitó a sentarse en la mesa.
Los niños se sentaron y para su sorpresa empezaron a aparecer sobre la mesa todo tipo de golosinas y tartas.
-Comed lo que queráis -les dijo el ogro sonriendo.
Todos estaban encantados, no se podía ser más feliz.
Las hadas doradas no dejaban de sonreír y les contaban divertidas anécdotas de su bosque. El ogro comenzó a bailar y todas las criaturas mágicas le aplaudían sin parar.
Todo era paz y diversión, parecía que en este bosque hasta los mayores enemigos se llevaban bien. Sin embargo, el hada azul estaba callada, parecía triste.
Ana observó una extraña luz a lo lejos que aparecía y desaparecía como las luces de un faro. Los alumnos, por querer conocer más del mágico bosque decidieron ir hacia la luz.
Atravesaron el bosque hasta llegar a un faro con un enorme foco de luz.
El hada azul, cuando nadie la vio se fue a buscar a los niños, pero cuando los encontró casi todos habían entrado ya en el faro.
-¡No entréis! -les advirtió el hada.
Ana, la única que quedaba por entrar, se dirigió hacia donde estaba el hada.
-¿Por qué no podemos entrar, hada azul?
-Porque una vez dentro del faro la única forma de salir es apagando su luz.
-Hada, ¿nos puedes ayudar? -le preguntó Ana.
-La luz del faro sólo la puede apagar un humano. Además, tengo que regresar, me tienen vigilada. Busca ayuda en el bosque y consigue apagar la luz del faro.
La puerta del faro se cerró. Ana se quedó sola en el bosque. Estaba asustada pero tenía que buscar la manera de sacar a sus compañeros del faro.
El grupo dorado continuaba caminando por el estrecho pasadizo, cuando de pronto sintieron un temblor bajo sus pies. Todos se quedaron parados sin moverse, hasta que notaron que el temblor paró. Con mucho miedo, continuaron caminando.
De repente sintieron otra vez el temblor pero esta vez fue mayor. Bajo sus pies el suelo se abrió.
- ¡Agarraos donde podáis! -gritó Fran
Pero los únicos que lograron sujetarse fueron Fran y Nicolás. El resto del grupo
desapareció.
Eran doce los que entraron en el pasadizo, ahora sólo quedan dos.
¿Lograrán salir?
Ana
se quedó observando el faro donde estaban encerrados sus amigos y se preguntaba
cómo podría ayudarlos a salir de allí. Sin saber qué hacer se decidió a seguir
los consejos del hada azul y comenzó a caminar por el bosque, hasta que se
encontró al ogro que les sirvió la comida.
-¡Hola
chica!, ¿y tus amigos? –le preguntó el ogro.
-Están
dentro del faro y no pueden salir.
-¡Menudo
problema! -le dijo el ogro- Sólo se puede salir de allí apagando su luz y debe de hacerlo un humano, no te puedo ayudar, pero te voy a dar una pista. Ve hacia
la parte de atrás del faro y tócalo, pero ten mucho cuidado, sólo debes tocar las
zonas claras, ¡nunca las oscuras! Me
voy chica, me están esperando para bailar.
Ana
se dirigió a la parte de atrás del faro. Estaba oscureciendo y no se veía su
color.
Sin pensarlo, tocó una zona y cuando la estaba tocando, se dio cuenta
que…,¡era oscura!
De
repente se trasladó a una dimensión paralela. Estaba dentro del faro, no había
nada ni nadie, sólo el vacío. Empezó a caminar a través de la nada, tenía que
lograr salir de allí y volver a la parte de atrás del faro para tocar una de
las zonas claras, pero, ¿cómo lo lograría?
De pronto
Ana observó unas imágenes difusas que salían del interior del faro.
-¡Son
mis amigos! -Gritó Ana al verlos reflejados sobre la nada-. ¡Estoy aquí!, ¿me
podéis ver?
Pero
sus amigos no podían verla, estaban en otra dimensión. Ana intentó tocar las imágenes
de sus amigos pero era imposible, no había nada. Observó cómo sus amigos daban
vueltas por el interior del faro buscando una salida. Estaban atrapados. Las imágenes
fueron desapareciendo poco a poco. Otra vez se quedó sola en la nada.
-¡Chica,
estoy aquí! –dijo una voz.
Ana
miró hacia todos lados hasta que vio al hada azul.
-Rápido
ven hacia mí, te sacaré de aquí –le dijo el hada.
Ana,
caminando sobre la nada llegó hasta ella. El hada la agarró de la mano, tiró de
ella y la sacó de allí. Todo fue muy rápido, cuando Ana se dio cuenta, ya estaba
fuera del faro.
-Gracias
hada, me has salvado pero mis amigos siguen dentro del faro.
-A
ellos no los puedo ayudar, está en tus manos el sacarlos del faro. Ahora chica
me tengo que marchar, me están vigilando…
¿ Cómo salvará Ana a sus compañeros? Y el grupo dorado, ¿ qué les estará pasando?
Fran
y Nicolás continuaron caminando por el pasadizo. Estaban preocupados, no sabían
lo que les había pasado a sus compañeros. Por mucho que los llamaron una y otra
vez, ninguno había respondido. El pasadizo cada vez se estrechaba más, hasta
tal punto que tenían que caminar ladeados. Estaban muy cansados y se apoyaron
sobre la pared a descansar un rato. De repente, las piedras sobre las que
estaban apoyados cedieron. Los dos chicos empujaron con fuerza y se abrieron
dos entradas. Detrás de cada entrada había un pasadizo.
-
¿Qué hacemos Nicolás?
-
Entremos cada uno por una de las entradas, quizás por alguna de ellas se llegue
al exterior.
Fran
y Nicolás entraron cada uno por un pasadizo distinto esperando salir de la
terrible mansión.
¿Logrará
alguno de ellos encontrar la salida?
CONTINUACIÓN
Nicolás
caminaba despacio por el estrecho pasadizo hasta que de pronto vio luz. Había
llegado a la salida. Corriendo salió del pasadizo y pudo respirar aire fresco.
-
Por fin estoy fuera de la mansión. Pero, ¿dónde estará Fran, habrá encontrado
también una salida?
Estaba
anocheciendo y Nicolás decidió marcharse de la mansión y pedir ayuda. Atravesó
el bosque por donde habían pasado, y esta vez los árboles no le impidieron el
paso.
Corriendo
sin parar, llegó hasta la carretera y vio el autobús que los había traído hasta
allí.
Agitando
las manos y corriendo lo más rápidamente posible para que el autobús no se
marchara, tropezó con una piedra, se cayó y perdió el conocimiento.
CONTINUACIÓN GRUPO TELARAÑAS
El
grupo telarañas seguía dentro del faro sin poder salir por ningún lugar.
Ana desde
el exterior observaba el faro buscando alguna zona clara para poder entrar,
pero le daba miedo tocarlo no fuera a ser que se equivocara otra vez y le llevara
a otra dimensión.
Después
de dar dos vueltas alrededor del faro, se decidió a tocar una de las zonas que
estaban más claras y funcionó…
Ana,
con miedo cerró los ojos y cuando los abrió estaba dentro del faro.
-
Ahora debo de encontrar la forma de apagar la luz del faro, pero está en lo
alto y no veo ningunas escaleras por donde subir. ¿Dónde estarán mis amigos? –se
preguntó Ana.
Ana miró
todo el interior del faro y observó que en la pared había zonas más claras que
otras.
Con
cuidado, tocó una de las zonas claras y sin saber cómo se trasladó a una planta
superior.
-Debe
de ser la forma de subir hasta lo alto del faro –pensó Ana.
En
la pared había varios cuadros. Ana se acercó a mirarlos. Para su sorpresa vio
que todos los cuadros eran dibujos de niños. Uno a uno los miró con
detenimiento y cuando llegó al último cuadro…
-¡No
puede ser! –gritó Ana al observar que los niños que habían dibujados en ese
cuadro eran sus amigos.- Pero, ¿quién los habrá dibujado? Parecen que están
vivos dentro del cuadro...
FINAL ABIERTO
Cuando
Nicolás abrió los ojos, estaba en una cama. Los volvió a abrir y reconoció su
dormitorio. Pero, ¿qué ha pasado?, ¿y mis compañeros? Tengo
que pedir ayuda e ir a rescatarlos de la temible mansión.
Nicolás
rápidamente se levantó de la cama y fue en busca de sus padres.
-¡Papá!,
¿qué les ha pasado a mis amigos? –le preguntó a su padre nada más verlo.
-Tranquilízate
hijo, todo está bien, debes de volver a la cama y descansar.
-Pero
papá, tenemos que ir a ayudar a mis compañeros, yo sé donde están.
-Hijo,
el médico ha dicho que tienes que descansar, puede que tu mente esté confusa por
la herida provocada por la caída. Hoy debes descansar todo el día, mañana verás
las cosas con más claridad.
Nicolás
regresó a su dormitorio y se acostó. ¿Estaré confuso?, ¿habrá sido todo un
sueño?
Entre sus pensamientos se volvió a quedar profundamente dormido.
En sus sueños vio un faro, como flotando, entró en él. Subió de planta en planta y observó un cuadro con dibujos de personas. Le llamó la atención y con sorpresa observó que los que estaban retratados en el cuadro eran sus compañeros. ¡Están todos allí! -gritó entre sueños.
Todos, menos él y Ana...
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